13/9/18

Cincoenta e un


Gabiáns tecidos de palabras e acenos, amarrados con tenrura e firmeza aos aramios do tempo noso, fíos de equilibros entrelazados cos que se atan as promesas de acios, uva, viño, sede saciada, vida. Trazos que se urdimbran nun alfabeto atesourado por nós: elaeu, elaeu, elaeu. Dedos que abrazan dedos, savia que flúe man con man, olladas que relatan historias comúns, iris do que eu son xa reflexo, no que me aprendes a gañarmos no fermoso xogo do imposible. Estancias túas nas que se articulan as nosas palabras para gavear ávidas, acadar a luz e explorar sosegadas o silencio sereno sobre as vides maduras, alfombras vermellas de sol deitado e doce.

Setembro de mareas vivas e vendimas, cada ano recomenzadas e plenas. O teu setembro, o meu: gaviáns tecidos con palabras doces e silencios, mareas vivas, colleitas, viño primixenio, sede saciada, vida.

Zarcillos tejidos de palabras y gestos, amarrados con ternura y firmeza a los alambres del tiempo nuestro, hilos de equilibrios entrelazados con los que se atan las promesas de racimos, uva, vino, sed saciada, vida.
Trazos que se urdimbran en un alfabeto atesorado por nosotros: ellayo, ellayo, ellayo. Dedos que abrazan dedos, savia que fluye mano con mano, miradas que relatan historias comunes, iris del que yo soy ya reflejo, en el que me enseñas a ganar en el hermoso juego de lo imposible. Estancias tuyas en las que se articulan nuestras palabras para trepar ávidas, alcanzar la luz y explorar sosegadas el silencio sereno sobre las viñas maduras, alfombras rojas del sol acostado y dulce.

Septiembre de mareas vivas y vendimias, cada año recomenzadas y plenas. Tu septiembre, el mío: zarcillos tejidos de palabras dulces y silencios, mareas vivas, cosechas, vino primigenio, sed saciada, vida.