26/6/11

Pescadores de almas (de prata)

Da humilde igrexa de Pedro pescador, a esta igrexa que gasta 150.000 euros nunha custodia de prata, paseada hoxe  por esta cidade en crise: todo tan antigo e reseso!.

De la humilde iglesia de Pedro pescador, a esta iglesia que gasta 150.000 euros en una custodia de plata, paseada hoy por esta ciudad en crisis: todo tan antiguo y caduco!.

Vigo, Alameda

8/5/11

Saudade


Efímero, deixo á saudade nadar entre esmeraldas e augamariñas: ata desfacela.

Efímero, dejo a la saudade nadar entre esmeraldas y aguamarinas: hasta deshacerla.

Vigo, dársena da Laxe

26/4/11

Rapazinhas da Ribeira

Valentes rapacinhas da Ribeira, bautizan cos primeiros soles da primavera portuense o vento que se cola entre os remaches da Ponte de Luis. A seriedade e dramatismo co que afrontaban os choutos, aos ollos da comodidade dos turistas e da miña cámara, conmoveume. Non era un xogo de nenos: era un rito  precedido pola tensión de acenos sutís, discretos, reflexivos, mentres dubidaban no bordo do tableiro cos pes espidos de ferro, concentrándose para o brutal  salto. Non había espectáculo, só drama.
Ensineilles as fotos e case non prestaron atención:  comparado co que acababan de facer, que estiveran retratados ou non debíalles semellar perfectamente irrelevante. Unha fazaña íntima, só compartida polo fato de raparigas e raparigos do bairro de Barredo que, en silenzo, alleos a unha espectación que ignoran, agardan o desenlace encomendándose a deus. Eu era invisible a carón da súa proeza adolescente.
Pasaran só uns días dende que os amos do planeta cadraran as contas que condicionarán aínda máis as súas vidas humildes. Elas, contra eles, trazan no ar os guarismos da liberdade, escribindo no bris que traspasa aceirado dende o Atlántico o discorrer violento do Douro, as cifras que construirán outro mundo.
Elas... voan!!! Elas voan.

Valientes rapaciñas de la Ribeira de Porto, bautizan con los primeros soles de la primavera portuense el viento que se cuela entre los remaches del Puente de Luis. La seriedad y el dramatismo con el que afrontaban los saltos, a los ojos de la comodidad de turistas y de mi cámara, me conmovió. No era un juego de niños: era un rito precedido por la tensión de los gestos sutiles, discretos, reflexivos, mientras dudaban al borde del tablero con los piés desnudos de herro, concentrándose para el brutal salto. No había espectáculo, sól drama. 
Les enseñé las fotos y casi ni prestaron atención: comparado con lo que acababan de hacer, que estuvieran retratados o no les debía parecer perfectamente irrelevante. Una hazaña íntima,sólo compartida por el grupo de repacinhos y rapacinhas del barrio de Barredo que, en silencio, ajenos a una espectación que ignoran, aguardan el desenlace encomendándose a dios. Yo era invisible al lado de su proeza adolescente.
Habían pasado sólo unos días desde que los amos del planeta habían cuadrado las cuentas que condicionarán aún más sus vidas humildes. Ellas, contra ellos, trazan en el aire los guarismos de la libertad escribiendo en la brisa que trapasa acerada desde el Atlántico el discurrir violento del Duero, las cifras que construirán otro mundo.
Ellas vuelan!!! Ellas vuelan.

Ribeira de Porto, Ponte de Luis. Portugal

15/3/11

Vento nas velas

Nestes días de choiva prefiro andar no arquivo, rozar o mar coas mans e sentir de novo os cálidos ventos portantes   respirando tan tenues na popa que alguén podería pensar que non serán quen de movernos.

En estos días de lluvia prefiero andar en el archivo, rozar el mar con las manos y sentir nuevamente los cálidos vientos portantes respirando tan tenues en la popa que alguien podría pensar que no serán capaces de movernos.
Ría de Vigo

24/2/11

Fuxida

Correu cara o solpor deixando todo atrás. Esgotada

Corrió hacia el ocaso y dejo todo atrás. Agotada

Vigo. Dársena do Berbés

14/2/11

Frying Luras -Concerto en La Moreneta


As fotos --editadas nunha montaxe de video-- do concerto de Frying Luras o 25 de setembro de 2010 en La Moreneta, Vigo.

12/1/11

¿Happy days?





"Volvía a leer hace unos días El Gran Meaulnes, la bellísima novela de Alain Fournier en la que el personaje del título, perdido en el bosque como consecuencia de una travesura, encuentra el lugar -por así decirlo- donde ocurren realmente las cosas. ¿Dónde está? ¿Cómo llegó hasta él? Meaulnes no lo sabe y nunca lo sabrá. Hallado por casualidad, el joven no puede volver al recinto festivo de los farolillos de papel y se pasa la vida -mientras repite gestos ahora vacíos en espacios secos- tratando de reconstruir el itinerario, examinando mapas, emprendiendo y enseguida abandonando un camino extraviado para siempre. Su único impulso es ya la nostalgia, el deseo doloroso de regresar allí donde le ocurrió la gran aventura de su adolescencia, allí donde su existencia sigue discurriendo sin él, esa extraña aldea donde conoció a Yvonne y respecto de la cual ni amigos ni juegos ni propiedades -ni valles ni montañas ni ciudades- tienen suficiente espesor para retenerlo y tranquilizarlo. Cuando sobreviene el amor, uno se enamora al mismo tiempo del cuerpo, del espacio y de la hora, sin acertar a saber cuál es la raíz primera o verdadera; y extirpadas las tres, ya no nos puede volver a ocurrir nada, salvo porque esa “nada” está ocurriendo precisamente aquí, en este pecho, en esta habitación, en este minuto dolorosísimo que no acaba nunca de acabar.

¿Dónde ocurren las cosas? Para los pueblos llamados “primitivos”, las cosas sólo ocurren una vez, en el illo tempore de los mitos, y sólo les ocurren a los antepasados. Para Freud, ocurren en el dormitorio de nuestros padres, de donde estamos excluidos desde el principio y para siempre. Para la ciencia, ocurren en las leyes que los sabios aislan en fórmulas matemáticas y laboratorios, donde sólo podemos penetrar con el espíritu. Parte de la tragedia y la grandeza de la condición humana tiene que ver, en cualquier caso, con esta certidumbre dolorosa de que hay un sitio privilegiado, casi siempre inaccesible, en el que se forma el Destino y restalla el Acontecimiento. “De nada me sirve existir”, escribía el poeta francés René Char; “sólo te haces presente allí de donde yo desaparezco”. Y la maldición de Fausto, fuente de altos conocimientos y angustias infernales, se expresa en su incapacidad para alcanzar una experiencia tan completa, tan placentera, tan definitiva, que no haga falta ya continuar la búsqueda: “Detente, oh instante, ¡eres tan hermoso!”. El gran Meaulnes la encuentra de forma inesperada e intenta retenerla, pero el instante no se detiene -no se detiene- y por eso, porque no la puede repetir, tiene que ponerse a narrar la historia.

Pues bien, el capitalismo ha convertido esta tragedia en un negocio: el negocio -digamos- de la felicidad. ¿Dónde ocurren ahora las cosas? Ni en los mitos ni en el dormitorio de los padres ni en las fórmulas matemáticas: en el mercado, en la televisión, en internet. ¿Dónde ocurren las cosas? No en un recinto en el bosque ni en un templo en la montaña ni en el cuerpo distante de la amada (a la que le sigue creciendo, ay, el pelo en Singapur): la combinación de renovación mercantil y nuevas tecnologías, con su follaje de información audiovisual, determina que el lugar del Acontecimiento, multiplicado al infinito, sea hoy accesible en cualquier momento y la experiencia misma repetible a voluntad. “La felicidad, en Australia”, escribía el poeta Pessoa, pero ahora no importa mucho, pues Australia está a la distancia de un giro de muñeca o una presión del dedo; por así decirlo, en la pantalla “todo es Australia” y las verdaderas antípodas, las antípodas de “todo”, son más bien mis vecinos, mis flores y mi cocina. ¿Dónde ocurren las cosas? En todos los lugares del mundo menos aquí, en todos los instantes futuros menos ahora; volcados en infinitos ramales sobre la cosmópolis del Acontecimiento Ininterrumpido, lo único que nos sobra -cáscara muerta, desecho frío, obstáculo sin vida- es nuestro cuerpo, nuestra casa, nuestra calle, este interminable minuto que nos retiene en nuestras piernas. Nada más paradójico que el hecho de que una sociedad de consumo basada en el principio de “todo aquí y todo ahora”, que se reivindica a sí misma como de gozo inmediato e inaplazable, no pueda en realidad reproducirse sin desvalorizar radicalmente -totalmente- el espacio y el tiempo: el lugar que piso, la hora en que te espero, están fuera de la vida. La humanidad capitalista vive ininterrumpidamente pendiente de algo que está ocurriendo en otra parte (¡la boda real, la Copa del Mundo, el foro virtual!) y de algo que aún no ha ocurrido (¡el nuevo Ipad de Sony!). Por eso, dicho sea de paso, el ecologismo libra una batalla tan difícil: porque tiene que luchar contra multinacionales y gobiernos, sí, pero también contra esta convicción subjetiva de un mundo material que está ya muerto, desactivado, que carece completamente de interés o de luz -por oposición al mundo real de las mercancías y las imágenes. Así es más o menos la condición humana: la imposibilidad del acontecimiento produce la necesidad del conocimiento; la imposibilidad de la repetición produce la necesidad de la narración. Pero resulta que Acontecimiento y Repetición son la regla del consumo capitalista: ¡la felicidad por fin al alcance de todos y sin interrupción! En el siglo XVIII la Ilustración -y las revoluciones estadounidense y francesa a ella aparejadas- reivindicaron por primera vez el “derecho de los pueblos a la felicidad”. Dos siglos y medio después la casa Coca-Cola, mortífera envenenadora de suelos y conciencias, ha abierto en España el primero Instituto de la Felicidad del mundo, dedicado a registrar las vibraciones sísmicas de la felicidad en el planeta y a orientar a sus habitantes, mediante consejos e instrucciones, para alcanzarla en su máxima intensidad. Es sin duda indicativo el hecho de que sea una multinacional fabricante de refrescos (y no el Parlamento o el Ministerio de Sanidad o la Biblioteca Nacional) la que se interese por la felicidad de los europeos; como lo es también el que la mayor parte de los encuestados se declaren felices o muy felices, y entre ellos, por encima de la media de Europa, destaquen los españoles (89%). España es sin duda uno de los países de la UE más afectados por la crisis; con más de 4 millones de desempleados (20%), la tasa de pobreza infantil más alta del continente (17,5%) y un creciente retroceso en derechos políticos y laborales, su población se declara sin embargo contenta y satisfecha. ¿Es que los españoles mienten o se engañan? Yo diría más bien que el marco referencial definido por la casa Coca-Cola (es decir, el del consumo o, si se prefiere, el del Acontecimiento y la Repetición generalizados) ejerce una enorme presión psicosocial sobre los encuestados; es vergonzoso, si no culpable, sentirse descontento o insatisfecho y nadie se atrevería a declararlo en voz alta. El Acontecimiento y la Repetición se han vuelto hasta tal punto obligatorios que no ser felices indica ya una falla individual, una falta ignominiosa, una especie de pecado original cuya responsabilidad no puede atribuirse sino al desdichado. En las sociedades capitalistas avanzadas hay una relación de directa proporcionalidad entre la criminalización creciente de la política y la criminalización creciente de la infelicidad. La infelicidad es ya molesta, importuna, provocativa, subversiva. Hemos prohibido la infelicidad privada como hemos prohibido la disidencia pública y más o menos por las mismas razones: porque denuncian, acusan, revelan la verdad de nuestro mundo.

Para los filósofos ilustrados el derecho a la felicidad se definía como el derecho a las condiciones sociales necesarias para que los individuos pudiesen buscarla cada uno a su manera (o la despreciasen si acaso preferían la infelicidad). Pero al dejar la felicidad en manos del capitalismo hemos acabado por generar una situación social peligrosísima en la que la población (1) se cree con derecho individual a la felicidad, (2) está socialmente obligada a ser feliz y (3) es objetivamente despojada de las condiciones que le permitirían serlo. De esta combinación, como ya han adelantado algunos analistas, lo único que puede surgir en una Europa en crisis es alguna forma de fascismo.

¿Dónde ocurren en realidad las cosas? Donde podemos conocerlas y narrarlas; donde podemos amarlas; donde podemos, además, cambiarlas."

Santiago Alba Rico. ¿Dónde ocurren las cosas? (Publicado polo autor baixo licencia Creative Commons)

Aix-en-Provence, Francia

14/12/10

En LABoral, Xixón

Unha máis que recomendable visita a LABoral Centro de Arte y Creación Industrial.  As obras seleccionadas da colección Thyssen-Bornemisza Art Contemporary (T-B A21), baixo o título de Pasajes. Viajes por el híperespacio,  penso que son unha boa mostra do que se coce na controvertida arte contemporánea. Ben paga unha visita a Xixón...
A derradeira foto é un "autorretrato" provocado pola instalación situada na primeira sala da exposición.







22/11/10

Outonea nos teitos da cidade

A imaxe é o outono, coas derradeiras follas amarelas amarradas á árbore, resistíndose a cair, pintando o ceo de  calma e trebón que hoxe peneirou sobre Vigo.
Todo semella rematar, pero voltarán a abroiar: primeiro pequenos gromos verdes nas ponlas, asomando un narís pequeno ao primeiro sol da primavera, cheirando a nova vida. Logo, unha mañán, o estourido: a árbore pletórica vístese para regalarnos a sombra dos nosos paseos case eternos, no momento preciso no que creiamos que todo sería invernada, no momento, mesmo, en que esta parecianos atractiva.
Voltará a árbore a adornar os seus dedos longos coas follas novas. Voltará a lembrarnos que o tempo pasa, que o tempo retorna e que a aquelas vellas follas de outono, a beleza dun vento frío levounas para sempre.

La imagen es el otoño, con las últimas hojas amarillentas amarradas al árbol, resistiéndose a caer, pintando el cielo de calma y tormenta que hoy se cernió Vigo. Todo parece acabar, pero volverán a brotar: primero pequeñas puntas verdes en las ramas, tímidas, asomando una nariz pequeña al primer sol de primavera, olisqueando la nueva vida. Luego, una mañana, la explosión: el árbol pletórico se viste para regalarnos la sombra de nuestros paseos casi eternos, en el momento justo en que creíamos que todo iba a ser invernada, en el momento, incluso, en que ésta nos parecía atractiva.
Volverá el árbol a adornar sus dedos largos con las hojas nuevas. Volverá a recordarnos que el tiempo pasa, que el tiempo retorna y que a aquellas viejas hojas de otoño, la belleza de un viento frío, las llevó para siempre.

Vigo, Alameda.

12/11/10

Herminio Barreiro

Fóisenos e só me vén á memoria o claustro de Fonseca, baleiro e frío. Tan cheo de vida como o ocupamos nos anos mozos nos que te compartimos!. Saudade hoxe na poalla da morte. Conciencia da súa voz grave, pausada, chea de paz, colo de conversas insaciables que nos fan humanos, mestre.
É o tempo... é o tempo fuxindo entolecido, que amosa a súa faciana colándose nos corredores da facultade, nos labirintos da utopía relatada. Herminio coñecía e coidaba como un pai a nosa limpa ollada adolescente, fascinada pola letanía suave coa que se pronuncia  a palabra libertade. Con el impregnamos as pedras de Santiago de promesas e solidariedade e fumos, por un momento, sabios. Con el sentimos discurrir admirados a filosofía de Marx estourando na radical humanidade do seu maxisterio e soubemos xa para sempre que era a hora de que o noso pensamento axudase a transformar o mundo.  E se algunha vez quixemos ter a ousadía de ser educadores, quixemos ser el, sen fisuras: poder acadar o privilexio da palabra que acariña e produce a paz esencial do espírito e o anceio profundo do coñecemento e o compromiso.
¡Que ledicia ser un alumno teu, ser o teu amigo!. Cánto me alegro de haberme podido despedir de ti hai xa oito meses, naquela tenra comida á beira da túa casa natal, compartindo os adeuses que intuiamos; con Daniel, con Xaime, con Antón --con Siso que non estaba, pero estaba--, con quenes tanto queremos!. Na túa ollada estaba aquel día agochado o barqueiro  --negámonos a aceptalo--, o principio do camiño de retorno que agora emprendiches, entre aquelas fechas de viño, do teu sorriso acompasado con ese parolar das mans que sempre me impresionou: adeus meus amigos, vou canso.

Daquel día son estas fotos, necesariamente movidas, desenfocadas pola clandestina irrupción da morte anunciándose.

Non puiden despedirme de ti no cemiterio, acompañarte cos meus amigos de antes, cos meus amigos de sempre; nin vislumbrar entre a néboa o bogar do barqueiro na travesía dende o pálpito da vida ata a miña memoria onde agora resides placenteiramente para sempre.
Adeus, mestre amigo!

24/10/10

Pracer de dársena

Sentado nas derradeiras escadas de pedra que dan ao mar, deixo diluir palabras na superficie doce e hipnótica das augas calmas, mentres se desfán as frases ocas que ateigan os miolos desta  cidade.
Deitada ao meu carón, Lola observa, cun arquexo rítmico e sosegado, o ciclo intranscendente das ondas na dársena pesqueira do Berbés.
Os dous sorrimos cómplices: eu máis can, ela máis persoa.


Sentado en las últimas escaleras de piedra que dan al mar, dejo diluir palabras en la superficie dulce e hipnótica de las aguas calmas, mientras se deshacen las frases hueras que llenan la médula de esta ciudad.
Tumbada a mi lado, Lola observa, con un jadeo rítmico y sosegado, el ciclo intranscentende de las ondas en la dársena pesquera de O Berbés.
Los dos sonreímos cómplices: yo más perro, ella más persona.

Dársena do Berbés, Vigo

12/10/10

Soidade

¿Ónde vas nese silenzo de nubes desgarradas?

Ceo de Vigo

6/10/10

Estrela


¡Ai dos que levan na frente unha estrela!
¡Ai dos que levan no bico un cantar!
(De Manuel Curros Enríquez-1891 a Rosalía de Castro)

¡Ay de los que llevan en la frente una estrella!
¡Ay de los que llevan en los labios un cantar!
(De Manuel Curros Enríquez -1891 a Rosalía de Castro)

Inmaturo de Gaivota patiamarela (?)
Porto de Cangas, Galicia
[Foto seleccionada na Pentax Photo Gallery]

13/9/10

Corenta e tres

ela é cada verán que comeza
ela é cada verán que esmorece nas praias do seu sorriso sempre
ela é o froito vermello que aluma a esperanza do mundo
a flor da adormideira na terra nutricia.

eu, a onda que acouga nos marés vivos do seu setembro










31/8/10

A sombra da tarde é alongada

Nos seráns de agosto a nosa sombra persegue o soño de ser importante e eterna: xusto antes de morrer.


En las tardes de agosto nuestra sombra persigue el sueño de ser importante y eterna: justo antes de morir.


























Rúa Marqués de Valladares, Vigo
[Foto seleccionada na Pentax Photo Gallery]

18/8/10

Arroás

Ao tempo que camións de entullo e vergonza enchen a ría, eles nadan á nosa beira marmuriándonos ao ouvido,  feríndonos a vista cos seus choutos de metal: sálvanos!.
E penso que aínda hai milagres.
Irmán arroás!



Al tiempo que camiones de escombro y vergüenza llenan la ría, ellos nadan a nuestro lado murmurándonos al oído, hiríendonos la vista co sus saltos de metal: sálvanos!. 
Y pienso que aún hay milagros.
Hermano arroás!

Arroás -Delfín mular- (Tusriops truncatus), na ría de Vigo.
[Foto seleccionada na Pentax Photo Gallery]

21/7/10

Pensamentos

Axítanse no meu cerebro bolboretas e logo palabras para que ti as escoites como xorden nas bocas admiradas: da cór intensa da vida.

Se agitan en mi cerebro mariposas y luego palabras para que tú las escuches como surgen de las bocas admiradas: del color intenso de la vida.

Saint-Remy-de-Provence
[Foto seleccionada na Pentax Photo Gallery]